Por: Lizbeth Escudero y Paula Spagnoletti del Mapa Latinoamericano de Feminicidios

La falta y deficiencia de datos oficiales sobre violencia feminicida ha llevado a las asociaciones civiles, académicas y activistas a organizarse para relevar y monitorear datos, (…) no solamente para visibilizar la preocupante cantidad y crecimiento exponencial de casos de muertes de mujeres por violencia de género, sino también para movilizar en la sociedad reflexiones e interrogantes respecto de las desigualdades de género, buscando generar cambios estructurales en el sistema patriarcal y machista (D’Angelo, 2022, pág. 14). Sin embargo, trabajar con datos sobre feminicidios y vivir en un entorno machista implica no solo un esfuerzo de tiempo, sino también un desgaste físico y mental.
“(…) el trabajo de mapear y monitorear los distintos medios de comunicación disponibles en el país es arduo, no solamente porque requiere de un análisis riguroso sobre la información disponible (…), sino que además implica una carga psicológica y emocional muy alta, al tener que confrontarse con relatos estremecedores de asesinatos, mutilaciones y abusos de diversos tipos hacia otras mujeres” (D’Angelo, 2022, pág.15)
Quienes hemos experimentado el seguimiento de estas historias, hemos transitado sentimientos de enojo, impotencia, injusticia, dolor y angustia. Exponernos a imágenes y narraciones violentas sobre nuestras compañeras nos cala hondo de manera personal. Existen días en los que las trayectorias de vida que vemos interrumpidas por la violencia machista resuenan en nuestro ser, permanecen en nuestras mentes, porque son casos de mujeres como nosotras, que fueron asesinadas por sus parejas, amigos, padres, o viles desconocidos. Involucramos el cuerpo, el alma y todo nuestro ser; cada historia leída se queda con nosotras, nos afectan directamente y, a menudo, se manifiesta en episodios de ansiedad, depresión, migrañas, miedo de salir a la calle, miedo a entablar relaciones con hombres y problemas de insomnio. “Debido a la íntima cercanía con la violencia que implica la producción de contradatos1, esta tarea genera un evidente desgaste emocional y, en algunos casos, trauma secundario en las activistas” (D’ignazio, 2023).
MundoSur realizó en 2022 una encuesta a las organizaciones de la región con las que se co-construye el Mapa Latinoamericano de Feminicidios. Según el estudio, el 80% de las mujeres que monitorean datos de feminicidios dedican de 10 a 15 horas semanales en esta labor. En muchas ocasiones, es un trabajo voluntario, dado que el 90% de estas organizaciones no recibe apoyo financiero (D’Angelo, 2022). Por lo tanto, quienes han estado involucradas en la recuperación de estos datos también han tenido que realizar otras actividades, incluidas las responsabilidades de cuidado, como lo señala el 70% de las organizaciones encuestadas.
Por otro lado, el 90% de estas organizaciones reporta casos de los últimos 10 años, lo que implica un total de más de 4800 horas2 a revisar información (D’Angelo, 2022) “Detrás de cada número, hay, obviamente, una mujer. (…) Quienes tenemos la tarea de registrar feminicidios debemos repasarlos una y otra vez para poder armar de manera sólida cada uno de los indicadores. Este trabajo requiere de una gran cantidad de horas semanales de lectura de notas periodísticas (…) en la mayoría de los casos, se requiere leer entre cuatro y cinco para obtener la información necesaria” (Hernán, Branigan, Figueroa Sánchez & P. Evans, 2024, pág.44).
Sin embargo, la fuente de información no se limita únicamente a los medios de comunicación. Muchas organizaciones de la sociedad civil también construyen sus datos con los relatos de las familias de las víctimas de feminicidio. Por eso, consideramos que son datos embebidos por el territorio.
Conocer la gran cantidad de casos con poca o ninguna acción por parte de los encargados de impartir justicia nos genera un sentimiento profundo de impotencia y frustración. Recopilar datos sobre feminicidios nos atraviesa corporalmente. La frase “si tocan a una, tocan a todas” es una de las más escuchadas desde los feminismos y se hace cuerpo, no solo cuando exigimos justicia, sino también en la forma en que vivenciamos el dolor, el sufrimiento ajeno.
¿Qué estrategias de cuidado y autocuidado podemos desplegar?
El autocuidado es “(…) una estrategia que los feminismos han utilizado para que las mujeres sean conscientes de que sus cuerpos están siendo violentados y que sus derechos están siendo negados y así, cada una decida el camino de autocuidado que más le conecte, que más se acerque a su contexto territorial, cultural, socioeconómico, etc” (Cardona, 2021, pág. 5). “El autocuidado como herramienta feminista pretende acercarnos a abrazar nuestra integralidad, no forzarnos o someternos a ritmos ajenos, sino acompañarnos a encontrar pistas sobre el nuestro” (Hernández, 2021). El autocuidado es fundamental a la hora de trabajar con casos de violencia de género. Leer las notas para “obtener” datos nos produce dolor, lloramos y el cuerpo nos duele al ver en esos casos a nuestras vecinas, hermanas, compañeras, mujeres como nosotras, convertidas en víctimas de la violencia machista extrema (Hernán, et. al., 2024).
Algunas de las técnicas de autocuidado y cuidado colectivo para quienes trabajan con datos de feminicidio o violencias en general incluyen ajustar nuestro ritmo de trabajo, tomar pausas durante la recopilación de datos, y reanudar cuando nos sintamos emocionalmente preparadas (D’ignazio, 2023). A pesar de que debería ser responsabilidad del Estado producir estos datos, nos sentimos culpables si paramos. Sin embargo, es nuestro derecho pausar, detenernos e ir a nuestro ritmo, tenemos que ser conscientes de qué podemos y cuáles son nuestros límites, ya que estos son una reivindicación (Hernández, 2021).
Otras estrategias de autocuidado incluyen migrar a procesos automatizados para reducir el tiempo que dedicamos a leer información violenta. Respecto a la relación afectiva que se genera con los casos, se puede optar por estrategias de distanciamiento de ciertos datos que son extremadamente violentos, es importante trabajar colectivamente con otras mujeres que recuperan datos, generando espacios de contención y recordando siempre por qué realizamos esa tarea (D’ignazio, 2023) (Hernán, et. al., 2024).
Es importante trabajar colectivamente con otras mujeres que recuperan datos, generando espacios de contención y recordando siempre por qué realizamos esta tarea
El acompañamiento desde la psicología con perspectiva feminista, puede ser otra posibilidad de cuidado. Esta corriente de la psicología tiene un enfoque integrador y permite que las mujeres puedan llevar a la par procesos terapéuticos que cuestionan los roles de género, así como otros sistemas opresivos (Carolynn Ens, 1997 en Bedolla & Mendez, s.f.).
Lamentablemente, aún no tenemos las suficientes terapeutas feministas, sin contar el hecho de que no todas las mujeres que realizan estas tareas tienen la posibilidad de acudir a terapia. Por ello, los espacios de intercambio y sostén entre compañeras son fundamentales para no sentirnos solas ante un contexto de violencia feminicida.
Por último, trabajar contradatos de feminicidio, no es solo recuperar números. Es estar inmersa en la historia de vida de cientos de mujeres que nos fueron arrebatadas por feminicidas. Es por ello que necesitamos trabajar individual y colectivamente; mientras unas recuperamos datos, otras son nuestro sostén.
Construir contradatos sobre feminicidios expresa un grito de lucha contra la violencia machista.
Notas:
- Se refiere a los datos recuperados por activistas, sociedad civil, etc., debido a la ausencia de datos oficiales y los cuales se recuperan con un enfoque más humano y de justicia. ↩︎
- Cálculo aproximado, considerando como mínimo 10 horas semanales, por 10 años de registro de información. ↩︎
Referencias
- Bedolla Miranda,Patricia; Méndez Llamas, Maribel. (s.f.) La terapia feminista como una propuesta de atención contra la violencia de género. http://bvirtual.ucol.mx/archivos/322_0410113409.pdf
- Cardona Tamayo C. (29 de Octubre de 2021). Autoamor y autocuidado: técnicas feministas para toda la vida. Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe. https://reddesalud.org/apc-aa-files/1342d291dfef7a4d531a2a778bc9da8e/modulo-7-practico.pdf
- Coalición Nacional de Mujeres del Ecuador. 2023. Manual de autocuidado feminista. https://www.coaliciondemujeresec.com/wp-content/uploads/2023/07/Manual-Autocuidado.pdf
- D’Ignazio, Catherine. 2023. Datos de feminicidio, trabajo emocional y autocuidado. https://medium.com/data-feminism-lab-mit/datos-de-feminicidio-trabajo-emocional-y-autocuidado-fa0ba5daeb2b
- D’Angelo, Eugenia. 2022. Feminicidios en pandemia en América Latina Primer informe anual 2022. https://mundosur.org/wp-content/uploads/2022/03/MLF-1er-informe-anual-2022_opt.pdf
- Hernán Di Marco, Martín ; Branigan, Claire; Figueroa Romero, Dolores ; Sánchez García, Leticia; P. Evans, Dabney [comps] (2024) Hacia un futuro sin femicidios. Investigación, activismo y respuestas organizadas en las Américas. Editorial Teseo.
- Hernández Jiménez, Sharling. 2021. El autocuidado como herramienta de lucha feminista. Paleta de voces. https://americacentral.fes.de/actual/el-autocuidado-como-herramienta-de-lucha-feminista.html#:~:text=El%20autocuidado%20como%20herramienta%20feminista,encontrar%20pistas%20sobre%20el%20nuestro.