Por: Comunidad de Derechos Humanos – OSC miembra del Mapa Latinoamericano de Feminicidios
Este artículo forma parte del último informe publicado por el Mapa Latinoamericano de Feminicidios en el marco del 25 de noviembre de 2023
La figura del feminicidio fue incluida como delito en el Código Penal boliviano a través de la Ley N° 348 de 09 de marzo de 2013, Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, como resultado de la incidencia de las organizaciones feministas de derechos humanos para visibilizar que la muerte violenta de las mujeres tiene sus raíces en culturas y tradiciones que sostienen un sistema patriarcal a través del cual se perpetúa la posición subordinada de la mujer con respecto al hombre y se basa en relaciones históricamente desiguales de poder.
De acuerdo a los datos registrados por el Ministerio Público, la violencia contra las mujeres por razón de género, en sus diferentes manifestaciones, constituye el grupo de delitos más denunciados en el país, siendo la violencia intrafamiliar y los delitos contra la libertad sexual los de mayor frecuencia, los que en algunos casos anteceden a los feminicidios.
De enero a septiembre de 2023 en Bolivia se ha registrado un total de 65 feminicidios, es decir, a razón de uno cada 4.2 días y con una tasa de 1.09 por cada 100,000 mujeres bolivianas, siendo enero el mes con la mayor cantidad de casos (12 casos) y julio el mes con la menor cantidad de casos (3 casos). Los departamentos con la mayor cantidad de casos son los del eje troncal y con mayor concentración poblacional: Santa Cruz con 17 casos, seguido de La Paz con 16 casos y Cochabamba con 10 casos.
En cuanto a la relación entre la víctima y el agresor, el 80% de los feminicidios han sido perpetrados por personas que tienen o han tenido un vínculo afectivo con la víctima, siendo 42 personas pareja o expareja de la víctima y 10 convivientes o ex – convivientes. En menor incidencia 4 de los agresores conocían a la víctima, 3 eran familiares y 1 persona no conocía a la víctima. No se ha podido determinar la relación con la víctima en 5 casos. Cabe señalar que en muchos casos los agresores que huyen para evadir a la justicia son encubiertos por familiares.
De acuerdo a la información recopilada, los agresores que tenían un vínculo afectivo (pareja o ex pareja, conviviente o ex conviviente) ejercieron violencia hacia la víctima de forma previa al feminicidio, pero solamente 4 mujeres han denunciado ante las autoridades competentes (Policía Boliviana y Ministerio Público), 18 mujeres no lo han hecho y en 41 casos no se cuenta con la información.
Entre las causas por las cuales las mujeres no denuncian están: la falta de credibilidad en las instituciones, la dificultad de acceso y la exigencia de requisitos que impiden o desaniman a que las mujeres acudan a denunciar, sean revictimizadas y culpadas por un sesgo machista de los servidores de la cadena de atención; la violencia que sufren las mujeres de manera continua y en escalada, con mucha probabilidad puede terminar en feminicidio.
Otra de las dificultades evidenciadas ha sido el incumplimiento de las medidas de protección, que pese a ser otorgadas a favor de las víctimas, aún los mecanismos de seguimiento y cumplimiento demuestran ser deficientes
Entre las principales modalidades mediante las cuales se cometieron los feminicidios están: por asfixia mecánica en 17 casos, que corresponden al 26% del total, shock hipovolémico por uso de arma blanca en 15 casos, y golpes en 15 casos; con menor incidencia se encuentran otras modalidades como los feminicidios por arma de fuego, en los cuales 4 de los 5 casos registrados fueron ocasionados por policías o militares que hicieron uso de su arma reglamentaria, mientras que en un caso no se sabe si el autor contaba con registro y permiso para portar armas.
Ahora bien, preocupa de sobremanera que la modalidad del crimen cada vez se produce con mayor violencia y sufrimiento para las víctimas y sus hijos, que en ocasiones también son victimados como es el caso de quemaduras o incineración en 2 casos, a los que se suman el degollamiento y el lanzamiento al vacío con 2 casos cada uno, el envenenamiento y descuartizamiento con 1 caso cada uno.
Del total de las víctimas que fueron asesinadas por su pareja o expareja, prevalece el uso de arma blanca como modalidad del crimen en un 18.46% (12 casos), seguido de golpes con 16.9% (11 casos) y asfixia con 9.2% (6 casos). En menor proporción, pero no menos grave, la modalidad por arma de fuego ha alcanzado a 6.1% (4 casos), mientras que por quemadura o incineración se ha producido en el 3.1% (2 casos).
Respecto a la edad de las víctimas, la mayor incidencia se encuentra en mujeres de 19 a 24 años, con un total de 19 feminicidios, de los cuales la asfixia representa el 10.76% (7 casos), golpes el 9.23% (6 casos) y uso de arma blanca el 7.69% (5 casos). Las víctimas entre 25 y 36 años suman un total de 16 feminicidios, son victimadas por arma blanca en un 7.69% (5 casos), 6.15% por asfixia mecánica (4 casos), 4.61 por golpes (3 casos). En el rango entre 37 y 45 años los feminicidios llegan a 15 casos; han sido víctimas a través de golpes en 7.69% (5 casos), por arma de fuego y asfixia y uso de objeto contundente en 3.08% cada uno (2 casos por modalidad).
De los 65 feminicidios registrados, el 7.69% de las víctimas presenta indicios de violencia sexual (5 casos), el 40% no presenta indicios de violencia (26 casos), y no se ha podido determinar en el 52.31% de las víctimas (34 casos).
De los 65 feminicidios, en 17 casos (26.15%) las mujeres tenían un total de 44 hijos e hijas a su cargo; en 16 casos (24.62%) las mujeres no tenían hijos o hijas dependientes; mientras que en los 32 casos restantes (49.23%) se desconoce si la víctima tenía hijos o hijas.
Estas víctimas silenciosas del feminicidio (bebés o niños pequeños lactantes hasta adolescentes y jóvenes) a su corta edad y totalmente dependientes, se encuentran en estado de indefensión, algunos de ellos en el mejor de los casos quedan al cuidado de la familia materna ampliada o son ingresados a hogares estatales.